CONOS DE TIERRA / BLANCA GONZÁLES
Los
paisajes construidos por Blanca, proponen un juego doble, por un lado
contraponen formas geométricas y orgánicas, las formas orgánicas despliegan una
figura-ícono en el paisaje, que se torna el motivo generador, el volcán y su
nacimiento, su proceso de manifestación hacia la visibilidad y, con ello, las
alteraciones que reconstituyen el entorno, los accidentes que van estructurando
el territorio, los declives y oquedades, las texturas que evidencian los
cambios en los niveles del suelo y la construcción paulatina de un mapeo; por
otro lado, las formas geométricas que extienden un marco de referencia, un contexto
que angula el campo de visón y acota la mirada, precisan la distancia y
evidencian aquello que es necesario apreciar. Los marcos condensan el foco de
la visión, permiten ubicar las zonas de recorrido, los ritmos de distribución
de la imagen. Insinúan los bordes de cada elemento, pero sin terminar de
precisarlo, con ello acentúan la fase combinatoria de procesos en la
instauración de la imagen, que siguen emergiendo, como una pausa, como una
advocación. El campo insinúa formas y estructuras, vapores que se vuelcan como
testimonio de un proceso que se realiza, temperaturas sugeridas en los trazos
que dilatan la materia y su representación, energía que se libera en la
transformación de los territorios descifrados en cada dibujo.
El
volcán es el hilo narrativo sobre el que se ejecutan las transformaciones de la
materia, su organización es la antesala de una proyección de contenidos que a
su vez son continentes, la forma visible encierra aquello que la produce. No
sólo es la mutación constante de los territorios delimitados, sino la
insinuación permanente sobre cada una de las imágenes que va contando trayectos
mínimos que, a su vez, se suscitan a distintas escalas y se desenvuelven en la
secuencia y la narración del surgimiento de un paisaje. En algunos de los
niveles desplegados se recortan imágenes de utensilios, indicando presencias a
partir de sus rastros, recordando los residuos de objetos y acciones que han
sucedido, siendo las raíces y los nuevos fósiles de las siguientes elevaciones,
de los paisajes venideros y las memorias por hacerse.
Los dibujos de este
proyecto se observan como fragmentos, pero su fragmentariedad es la de la
exactitud, son dibujos puntuales en su representación, precisos en las
similitudes que plantean, en la recreación de una temporalidad que se
intensifica en la narración de sus fragmentos.
Fragmento Julio, 2014.
Miguel Ángel Pérez Vargas
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